12 marzo, 2009

Orgullo cristiano

Fuente: Foros de "El Testigo fiel"
por Kanbei (48317)

A veces siento que sentimos un orgullo Cristiano mal entendido.. en vez de sentirnos grandes por el simple hecho de que Dios nos amo.. nos sentimos grandes por que nos creemos mas buenos... elegidos no por amor, si no por descarte de los demás que son menos.., creo que queremos vernos reflejados en nuestra "moral" y que los demás nos admiren por ello. No se.. yo he llegado en mi vida de Cristiano a tener sentimientos asi y me apeno ante Dios por ello.. pero veo que es un sentimiento muchas veces generalizado en varios Católicos. Lo bueno es que Dios se encarga de darte por la cabeza un par de veces por mes para que recapacites.. (Carlos)

Es un sentimiento muy humano...apropiarnos de aquello que hemos recibido como Gracia, como si lo hubiéramos obtenido por mérito propio. A pesar que la Fe israelita tenía vocación de universalidad, de extenderse a todos los pueblos según el mensaje de los profetas (fundamentalmente de Isaías), Israel tendió a replegarse sobre sí mismo, a cerrarse y atrincherarse para apropiarse de lo recibido en lugar de entregarlo y ofrecerlo a los demás pueblos. Entendió su elección como "pueblo elegido" no como un servicio a la humanidad (al estilo del "siervo de Yahvé" ), sino como un privilegio que le hacía superior a los demás, y por lo tanto, como un privilegio que exigía la separación de los "impíos" para mantener la "pureza" que exigía el trato con Dios...y Dios seguía interpelando al pueblo, recriminándole cuál era el verdadero culto (no los sacrificios, sino practicar la justicia con los más desfavorecidos), y el pueblo haciendo oídos sordos como queda expresado en Isaías 7, 9-10 «Ve y di a ese pueblo: “Escuchad bien, pero no entendáis, ved bien, pero no comprendáis.” Engorda el corazón de ese pueblo hazle duro de oídos, y pégale los ojos, no sea que vea con sus ojos. y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se convierta y se le cure» o lo que expresa también Mateo 13, 14-15 "En ellos se cumple la profecía de Isaías: = Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. = = Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane.

Eso mismo que le pasó a Israel nos puede pasar a nosotros...Es más, durante muchas etapas históricas de la Iglesia ha pasado, y nos puede pasar también a nivel personal. La clave está en no apropiarnos de lo que Dios nos da, y ser conscientes de que Dios nos ama aunque seamos pecadores...porque sino, ¿quién podrá salvarse?

31 julio, 2006

Escucha!

Resumen del retiro del dia 29 de Junio 2006


1 - Escucha:

Y hay desconcierto, es demasiado grande lo que se revela.
Anonadamiento y maravilla que también vienen de Él.

Escucha...:

Y Moises, dice: ¿yo?
Y Jeremías, dice: ¿Yo?
Y Agustín, dice: ¿Yo?
Y nosotros decimos: ¿yo?

La repuesta siempre es un imperativo: ¡Si, Tu!


2 - Activo:

Es una escucha en activo: hay que escuchar corriendo, limpiando, preparando...
una y otra vez, volver sobre nuestros pasos y de nuevo empezar;
porque el Señor está en movimiento siempre.

Y no importa cuanto saquemos de adentro, para entregarlo o desecharlo, parece que siempre hay algo mas en el fondo para dar.


3 - Las pruebas

Perseguidos: Señal de que vamos por buen camino.


4 - Solo Dios

No es bueno pensar en la propia santidad, solo la de Dios merece ser contemplada.


Si miramos constantemente nuestro progreso de santidad,
como si hubiera un "santímetro" por llenar...
no lo miramos a Él.

Si tu quieres ir guapa, bonita, bien vestida ante Dios,
y no desnuda, inútil y pobre, entonces te equivocas....

No lloremos el pasado, ni soñemos con el futuro...

Amén!

...sino mas bien realicemos aquí y ahora
esta plenitud, que nos es donada,
de la comunión con Cristo,
y en Él,
la comunión fraterna entre todos nosotros.

Porque la gracia y el Día del Señor están ya aquí,
entre nosotros y con nosotros.
Éste es el Día del Señor,
éste es el tiempo de la misericordia y del gozo...

La clave es mirarlo a Él SIEMPRE.
Mis enojos, caídas, tristezas? que él las mire y no yo.

"Un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias"


* * * * * * *

Inclina el oído de tu corazón

Texto previo para el retiro del dia 29 de Julio 2006


ESCUCHA, hijo, los preceptos del Maestro,
e inclina el oído de tu corazón;
(S. Benito. Regla. Pr 1)

Escucha, es la primera acción que se nos encomienda y el primer paso para adentrarnos en el misterio de la salvación.

Para escuchar primero debemos hacer silencio, silencio que nace del interior de nuestro ser.
Es evidente que si vivimos agitados y nerviosos durante todo el día, no podremos pretender que ejercitándonos durante algunos minutos previos a la oración para estar en silencio interior.

El clima de silencio tiene que envolver toda la vida. Y aquí, debemos hacer una vital diferencia.

Vivir en silencio interior no significa ser mudos.

A partir de nuestra decisión de vivir el silencio interior
NO renunciamos:
  • a responder las preguntas que nos hacen,
  • a manifestar nuestros deseos y esperanzas,
  • a conversar con nuestra familia.
Todo por el contrario, a medida que vaciamos el interior de "nuestras locas voces", comienza a manifestarse unos de los signos del silencio interior que es la paz, fruto del constante deseo de unir nuestra voluntad con la de Dios. Es a partir de ese instante que nos capacitamos para escuchar al otro y la voluntad de nuestro Divino Maestro.

Como dice Santa Teresa de Jesús, debemos luchar, con nuestros pensamientos. Ella los definió como "la loca de la casa” pues van y vienen a su antojo.

Podemos vivir en silencio en medio de la gente que nos rodea, del trabajo cotidiano o en medio de nuestra familia.

Ese silencio tan preciado y tan necesario para una vida equilibrada es la que invita san Benito con la primera palabra de la Regla: Escucha.

Sin silencio no se puede escuchar, ni siquiera podemos escucharnos.

Jaume Boada Rafí, o.p. nos habla de diez criterios que debemos tener en cuenta para discernir cómo está nuestro nivel de silencio interior:


Primero:

Observa si queda algo por perdonar en ti, o en tu vida. En tu pasado más remoto o más cercano.
Mira si hay algún recuerdo que perturba tu alma. No puedes olvidar que
la búsqueda del lugar del propio corazón, tu unificación interior, y el hecho de tener que ser “anuncio evangelizador” en tu vida, exigen una plena paz de alma. Y te animan a buscar el lugar del corazón, para establecer en él un ámbito de comunión y de encuentro.

Para poder hacer este camino hacia el corazón, has de vivir en una pureza total de
la memoria, del pensamiento y de la imaginación, y acoger en ti la presencia
vitalizadora de Cristo.

Has de ser capaz de amar y de dejarte amar. Vivirás en la transparencia total para poder ser “luz”. No pretendas iluminar. Que tu primer objetivo sea vivir en la iluminación interior.


Segundo:

Observa si en tu vida puedes decir que has hecho de manera tan eficaz que se pueda notar el don absoluto de tu amor total a Dios y a los hermanos. Mira si en tu manera de vivir se ve que para ti “nada vale la pena en comparación con el supremo bien de conocer a Jesucristo, mi Señor” (Fil 3,8). El resucitado vive en ti y quiere establecerse en tu interior.

Busca “ese” lugar interior en el que Él vive: es el corazón centro de todo lo que vives y sientes. Haz el camino con paz, sin prisas… sin nerviosismos, ni precipitaciones. Date el tiempo necesario para llegar.

De momento busca el silencio.

Te bastará “estar” serenamente contigo mismo.


Tercero:

Observa si te desestabilizan interiormente, o anímicamente, tus limitaciones y pobrezas, o las de tus hermanos…, o por el contrario si vives en la paz de reconocerlas sinceramente para superarlas aceptándolas.
  • ¿Te dejas llevar fácilmente por los “nervios”?…
Recuerda: Cristo que vive en ti siempre te dice: ¡Ten paz, no tengas miedo…!.

Pero tú mismo has de vivir en esta paz… que siempre supone la ausencia del temor
y de la duda. Porque te has abandonado en confianza.


Cuarto:

Observa si alguna vez, o muchas veces, comienzas el día cansado o sin ilusión de servir y de entregarte.

Mira si lo que predomina en ti es el cansancio o la ilusión, la consideración de las cosas que te cuestan o el ánimo con el que te enfrentas a las cosas que podrías hacer, porque forman parte de tu compromiso con la vida.
  • ¿Te sientes feliz y en paz en tu camino?…
  • ¿Eres feliz?
La felicidad que nace en la hondonada de tu alma será una señal evidente de que
vives en la iluminación interior.

Verás que siempre es una felicidad llena de paz, alejada de los “fuegos de artificio”
volátiles y pasajeros.


Quinto:

Observa si Él ocupa o no, siempre, directa o indirectamente, tu pensamiento, tu corazón y tu vida.

Pregúntate si esta conciencia de Él en ti, es un estímulo para tu vida.

Observa si predominan en ti los criterios que vienen de la fe en Jesús que habla claramente en su Evangelio.

Observa si los hermanos están realmente en el horizonte de tu vida. Pregúntate si tu opción por Jesús es manifestación de esta fe intensa en Él, al que anuncias.

Piensa que el Cristo que anuncias es ¡el Señor que vive! Y vivirá en ti, cuando lo acojas en lo más profundo del propio corazón… cuando percibas que Él es el “todo” en tu alma y en tu vida.


Sexto:

Observa si pierdes fácilmente la paz porque no vives unificado interiormente y vives distraído o disperso.

Pregúntate qué es lo que te altera con más facilidad.
  • ¿Actualmente hay algo que te intranquiliza?
  • ¿Estás en paz contigo mismo?
  • ¿Él vive en ti…?
  • ¿Es verdaderamente el centro que da sentido a todo?…

Séptimo:

Observa si vives o no a Jesús como la opción esencial de tu vida que te ayuda a vivir en la unificación y en la armonía interior. Pregúntate si la presencia del Señor en ti es vivida con claridad, alegría y fuerza. O aceptas, de hecho, un planteamiento de vida conformista y adormecedor que no te ayuda a crecer, ni a darte siempre y más radicalmente al Señor y al hermano. Nunca olvides que el Señor Resucitado siempre camina entre los hermanos.


Octavo:

Observa si caes en la tentación de aceptar vivir y caminar solo, “a tu aire”, o te arreglas tú la vida por tu propia cuenta, prescindiendo de la comunidad de los hermanos, y de tu deber de ser testigo del Señor en la Iglesia y en el mundo.

Observa si, por el contrario, asumes con responsabilidad el compromiso de reconocer tu papel en la vida y lo que la comunidad puede esperar de ti.

Ten en cuenta los dones que Dios ha puesto en tus manos.
  • ¿Ofreces el don de ti mismo a los demás y te entregas a ellos como signo de que quieres darlo todo y darte del todo?

Noveno:


Observa si te conformas tranquilamente con la actitud de no esperar contra toda esperanza…, o, por el contrario, eres capaz de vivir y comunicar tu amor radical por el Señor y la alegría de tener la vida en tus manos para ser capaz de darla con esperanza renovada.
  • ¿Eres optimista o pesimista?

Décimo:

Observa si consciente o inconscientemente salen de tu boca expresiones como éstas:
  • “Yo ya no”…,
  • “Conmigo que ya no cuenten”…,
  • “Yo ya estoy bien así”…,
  • “A mí ya nadie me cambia”...,
  • “Ya nunca jamás volveré a ceder”…,
  • “Ya estoy harto de…
Observa si se dan en ti actitudes cerradas, intolerantes, de juicio negativo precipitado. Observa, sobre todo, si te dejas llevar por la negatividad. Piensa en esta revisión de tu vida que Dios es siempre positivo: “no apaga la mecha que aún humea ni rompe la caña agrietada”.


¡Ora, y reconoce la verdad ante Dios!

El silencio interior es un regalo que se nos da y el mejor camino para lograrlo es:

Presionar con la oración,
invocando al Espíritu Santo
y tomados de la mano de María.

En ese preciso instante en que el silencio nace, se alza la voz sosegada y dulce de nuestro amado Maestro, Jesús.

Nuestro corazón se estremece a sus palabras.

Y sólo alcanzamos a balbucir:

Habla, Señor, que tu siervo escucha.

Amén


La humildad y la renuncia al ego


Texto previo al retiro del dia 29 Junio 2006
Sobre el Prólogo de la Regla de S. Benito

Hay una virtud básica que se tiene que encontrar en todo aquel que busca a Dios: la humildad. La humildad implica la renuncia al propio yo, salir de nosotros mismos para que el centro de nuestra vida gravite en torno a Dios. La humildad nos hace escuchar la Palabra sin reservas, sin poner condiciones, para acto seguido obedecerla y ponerla en práctica. Porque la Palabra de Dios para el creyente no es algo que limite su libertad o su existencia, sino que supone la plena realización de su vida.

Si escuchas los mandamientos de Yahveh tu Dios que yo te prescribo hoy, si amas a Yahveh tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, preceptos y normas, vivirás y multiplicarás;
Yahveh tu Dios te bendecirá en la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión.
Dt 30, 16


Nada de lo que hacemos lo hacemos por nosotros mismos, por nuestra propia fuerza. Es necesario orar siempre,

“porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al llama, se le abrirá” (Mt 7, 8).

Orar supone ser conscientes de nuestra poquedad, y pedirle a Dios que nos dé lo que nos falta. Orar supone querer que nuestra voluntad sea conforme a la de Dios; querer lo que él quiere, y no querer lo que Él no quiere. Orar supone dejar a Dios la iniciativa en nuestra vida, para que sea Él el artífice de todo lo que hagamos, para mayor gloria suya. Orar supone pedir a Dios por las necesidades de nuestros semejantes. Orar supone ser agradecidos y darle gracias por todos los dones recibidos.

Orad constantemente.
En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros.
No extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías;
examinadlo todo y quedaos con lo bueno.
1 Tes 5, 17-21


Dios quiere que colaboremos con Él para llevar a toda la Creación a su cima, “pues la ansiosa espera de la Creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios”. (Rm 8, 19). Para ello Dios nos concede todo, dones y existencia, para que demos fruto abundante, y además nos garantiza su ayuda en todo momento.

Nosotros, que recibimos todo de Él, debemos devolvérselo transformado en obras buenas que contribuyan a la construcción de su Reino. Es algo que debemos hacer no por obligación, sino agradecidos de que Dios nos ha escogido y ha depositado toda confianza en nosotros. Aquel que malgasta sus dones o no los utiliza, ya sea por desgana o por miedo a las consecuencias que de ello se deriven, malgasta su vida, vive una vida falsa y carente de sentido, pues dice Cristo:

“porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?
O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? “

(Mt 16, 25, 26)

Llegándose también el que había recibido un talento dijo:
“Señor,sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento.
Mira, aquí tienes lo que es tuyo.”
Mt 25, 24-25


Dios nos concede todo, y también nos llama a nuestra vocación. Muchas veces luchamos contra esa llamada, nos resistimos a decir un sí que sabemos tendrá consecuencias en nuestras vidas. Endurecemos nuestro corazón y nos hacemos los sordos a Dios, que pide de nosotros nuestra colaboración. Dios no nos puede ofrecer nada que sea malo para nosotros, y Dios no quiere imponernos nada en contra de nuestra voluntad. Por ello, es necesario que nuestra voluntad se subordine a la suya, sabiendo que Dios no quita nada realmente importante en nuestras vidas, pero nos concede todo aquello capaz de colmar nuestras más altas aspiraciones. Es necesario entonces decir un sí, y decírselo rápido, no sea que la oportunidad pase.

Vino Yahveh, se paró y llamó como las veces anteriores «Samuel, Samuel!»
Respondió Samuel: «¡Habla, Señor, que tu siervo escucha.» (1 Sm 3, 10)

A nuestro sí le sigue el entrar en el camino que Dios nos traza, siendo fieles a sus preceptos, preceptos que no son sino los consejos de un Padre que quiere que sus hijos sean felices. Porque en eso consiste la felicidad: en permanecer unidos a Dios, en sentirle presente junto a nosotros, en todo momento.

Dichosos todos los que temen a Yahveh, los que van por sus
caminos.
Del trabajo de tus manos comerás, ¡dichoso tú, que todo te irá bien!
Tu esposa será como parra fecunda en el secreto de tu casa. Tus
hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa.
Así será bendito el hombre que teme a Yahveh.
¡Bendígate Yahveh desde Sión, que veas en ventura a Jerusalén
todos los días de tu vida,
y veas a los hijos de tus hijos! ¡Paz a Israel!
Salmo 128 (127)

El creyente que vive según los designios de Dios, en total obediencia y libertad (porque la obediencia a Dios libera al hombre), no se atribuye mérito alguno, ya que si todo lo que tiene y es procede de Dios. Dios es el que obra a través de él y es el que ostenta realmente el mérito. El ego, la propia voluntad, quedan a un lado. Dios es el Todo de su vida. Es tal la identificación de su voluntad con la voluntad divina, que él y Dios son uno: ha sido divinizado. Sus ojos son de Dios, sus oídos, sus manos, sus labios...todo es de Dios. A través suyo, el Amor de Dios vuelve a encarnarse en la tierra.

«Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.»
Lc 22, 42
Les dice Jesús: Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. Jn 4, 34

Los preceptos divinos nos orientan en este camino de divinización a lo largo de toda nuestra vida. Nuestra vida es un peregrinar por el desierto, en el que poco a poco nos vamos despojando de todo lo inútil y accesorio, de todo lo que obstaculiza nuestro caminar, hasta acabar desnudos ante Dios. Es entonces, cuando carecemos de todo, cuando Dios nos otorga todo, Dios se nos entrega y nos da el alimento y el agua que sacia nuestra sed de eternidad.

Por eso yo voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. (...)
Yo te desposaré conmigo para siempre;
te desposaré conmigo en justicia y en derecho en amor y en compasión,
te desposaré conmigo en fidelidad,
y tú conocerás a Yahveh.

Os 2, 16; 21-22

El camino hacia Dios puede ser en ocasiones duro y difícil, puede producir en nosotros desazón o decaimiento, pero hay que mantener la esperanza contra toda esperanza. En ocasiones, es duro porque nosotros mismos nos negamos a abandonar aquello que nos lastra. Pensamos que Dios nos exige perderlo todo, cuando realmente lo que hacemos es dejarle espacio para que Él lo llene todo en nosotros. El que progresa en la vida del espíritu, se va vaciando de sí, va llenando ese vacío con el Amor de Dios, Amor que a su vez reparte a los demás, convirtiéndose así en instrumento privilegiado de la acción de Dios.

Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe, y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos.

No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto,
sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo,
habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.

Filip 3, 7-12

Porque yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente.
He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe.
2 Tim 4, 6-7


30 julio, 2006

III - Con inefable dulzura de caridad


Texto previo al retiro del 29 de Julio 2006

RB - Prólogo


22 Si queremos habitar en la morada de su reino, puesto que no se llega allí sino corriendo con obras buenas,
23 preguntemos al Señor con el Profeta diciéndole: "Señor, ¿quién habitará en tu morada, o quién descansará en tu monte santo?".
24 Hecha esta pregunta, hermanos, oigamos al Señor que nos responde y nos muestra el camino de esta morada
25 diciendo: "El que anda sin pecado y practica la justicia; 2
6 el que dice la verdad en su corazón y no tiene dolo en su lengua;
27 el que no hizo mal a su prójimo ni admitió que se lo afrentara".
28 El que apartó de la mirada de su corazón al maligno diablo tentador y a la misma tentación, y lo aniquiló, y tomó sus nacientes pensamientos y los estrelló contra Cristo.
29 Estos son los que temen al Señor y no se engríen de su buena observancia, antes bien, juzgan que aun lo bueno que ellos tienen, no es obra suya sino del Señor,
30 y engrandecen al Señor que obra en ellos, diciendo con el Profeta: "No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria".
31 Del mismo modo que el Apóstol Pablo, que tampoco se atribuía nada de su predicación, y decía: "Por la gracia de Dios soy lo que soy".
32 Y otra vez el mismo: "El que se gloría, gloríese en el Señor".
33 Por eso dice también el Señor en el Evangelio: "Al que oye estas mis palabras y las practica, lo compararé con un hombre prudente que edificó su casa sobre piedra;
34 vinieron los ríos, soplaron los vientos y embistieron contra aquella casa, pero no se cayó, porque estaba fundada sobre piedra".

Todos nuestros bienes y bondades, son del Señor. Hemos de aprender a mirar y ver con sensatez y discernimiento espiritual el sentido de cuanto nos sucede. Porquer no siempre lo que nos hace sufrir es malo, ya que las pruebas tienen un sentido purificador y fortalecedor en la vida espiritual. Mas si las vivimos mirándonos a nosotros mismos, y no al Señor, estas pruebas que serían material de crecimiento, se nos pueden convertir en un purgatorio sin fin; porque nos fiamos de nuestra propia sabiduría y sentido crítico, y no de aquella otra sabiduría que ni el ojo vio, ni el oido oyó. Hemos de buscar la sabiduría del corazón, que Dios la da a los que lo aman por encima de todo. Los que pueden sacrificarse totalmente por la Perla del conocimiento de Dios. Eso es edificar sobre buenos fundamentos.

35 Después de decir esto, el Señor espera que respondamos diariamente con obras a sus santos consejos.
36 Por eso, para corregirnos de nuestros males, se nos dan de plazo los días de esta vida.
37 El Apóstol, en efecto, dice: "¿No sabes que la paciencia de Dios te invita al arrepentimiento?".
38 Pues el piadoso Señor dice: "No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva".


El Señor no desea que muramos y nos ha dado la vida presente, por la que tenemos la entrada a la Vida absoluta en Él, si la buscamos con todas nuestras fuerzas. No lamentemos el ayer, no soñemos con un mañana. Es ahora y aquí que Dios nos mira y nos llama y nos abraza. Tal como somos, pobres, indigentes, poco preparados.... no importa, el vestido blanco de las Bodas está a punto para todos los que acuden al Banquete del Reino. La conversión siempre actuando en el presente nos invita a cada instante a girarnos siempre a la Luz y ser iluminados.

39 Cuando le preguntamos al Señor, hermanos, sobre quién moraría en su casa, oímos lo que hay que hacer para habitar en ella, a condición de cumplir el deber del morador.
40 Por tanto, preparemos nuestros corazones y nuestros cuerpos para militar bajo la santa obediencia de los preceptos,
41 y roguemos al Señor que nos conceda la ayuda de su gracia, para cumplir lo que nuestra naturaleza no puede.
42 Y si queremos evitar las penas del infierno y llegar a la vida eterna,
43 mientras haya tiempo, y estemos en este cuerpo, y podamos cumplir todas estas cosas a la luz de esta vida, 44 corramos y practiquemos ahora lo que nos aprovechará eternamente.

Sin la gracia nada podemos. San Benito, siguiendo a San Pablo, nos invita a correr como atletas que buscan el premio, sin mirar atrás, siempre proyectados hacia delante, con la dirección y el objetivo claramente deseados, escogidos y guardados. Ahora es el tiempo de la gracia, es el Dia del Señor para cada uno.

45 Vamos, pues, a instituir una escuela del servicio divino,
46 y al hacerlo, esperamos no establecer nada que sea áspero o penoso.
47 Pero si, por una razón de equidad, para corregir los vicios o para conservar la caridad, se dispone algo más estricto,
48 no huyas enseguida aterrado del camino de la salvación, porque éste no se puede emprender sino por un comienzo estrecho.
49 Mas cuando progresamos en la vida monástica y en la fe, se dilata nuestro corazón, y corremos con inefable dulzura de caridad por el camino de los mandamientos de Dios.
50 De este modo, no apartándonos nunca de su magisterio, y perseverando en su doctrina en el monasterio hasta la muerte, participemos de los sufrimientos de Cristo por la paciencia, a fin de merecer también acompañarlo en su reino. Amén.

"y nada absolutamente antepongamos a Cristo, el cual nos lleve a todos juntamente a la vida eterna", con el "corriendo con el corazón dilatado por una inefable dulzura de caridad por el camino de los mandamientos de Dios, es decir, de su Palabra de sabiduría y de todo cuanto nos lleve a ser siempre más y más fieles y unidos a Él.

21 Julio 2006

II - Despierta, tu que duermes


Texto previo al retiro del 29 de Julio 2006
RB - Prólogo

8 Levantémonos, pues, de una vez, ya que la Escritura nos exhorta y nos dice: "Ya es hora de levantarnos del sueño".
9 Abramos los ojos a la luz divina, y oigamos con oído atento lo que diariamente nos amonesta la voz de Dios que clama diciendo:
10 "Si oyeren hoy su voz, no endurezcan sus corazones".
11 Y otra vez: "El que tenga oídos para oír, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias".
12 ¿Y qué dice? "Vengan, hijos, escúchenme, yo les enseñaré el temor del Señor".
13 "Corran mientras tienen la luz de la vida, para que no los sorprendan las tinieblas de la muerte".

"Despierta, tu que duermes, levántate de entre los muertos..." sobre ti brillará Cristo. Y tú tocarás a Cristo, y él te tocará" . Estamos llamados al despertar de la iluminación, tanto en el NT y los Padres, como en las religiones orientales, el despertar y la iluminación son palabras usadas casi indistintamente. Despertar es salir del sueño a la realidad. Nuestra vida la podemos vivir como un sueño, pero también despiertos, iluminados, porque hemos conocido a Dios y las mismas experiencias cotidianas que habitualmente se viven dormidos; vividas en Dios, llenas de su luz, nos hacen vivir ya en este mundo despiertos en tanto es posible a nuestra naturaleza. Estamos llamados ya a contemplar, como San Benito contempló "todo el mundo en un solo rayo de la Luz divina". Esto es posible cuando el corazón, la mente y todo nuestro ser se unifican con el Verbo que inhabita nuestra alma. Nuestra lucha es el amor. Amar de manera que jamás Dios esté excluido de nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras acciones. Y solo por su Amor lo podemos lograr. Qué más podemos desear que lo que Él más desea para nosotros?

14 Y el Señor, que busca su obrero entre la muchedumbre del pueblo al que dirige este llamado, dice de nuevo:
15 "¿Quién es el hombre que quiere la vida y desea ver días felices?".
16 Si tú, al oírlo, respondes "Yo", Dios te dice:
17 "Si quieres poseer la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, y que tus labios no hablen con falsedad. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela".
18 Y si hacen esto, pondré mis ojos sobre ustedes, y mis oídos oirán sus preces, y antes de que me invoquen les diré: "Aquí estoy".
19 ¿Qué cosa más dulce para nosotros, carísimos hermanos, que esta voz del Señor que nos invita?
20 Vean cómo el Señor nos muestra piadosamente el camino de la vida.

El Señor no nos abandona a nuestras pobres fuerzas; nos da las herramientas de trabajo para que realicemos aquello que necesitamos hacer para seguirle sin trabas. La práctica de las virtudes. La guarda de la lengua, la rectitud y la verdad de la palabra, y la rectitud en nuestras acciones. Nos garantiza aqui que no apartará su mirada de nosotros que buscamos su Paz, aquella "paz que está más allá de todo cuanto podemos sentir e imaginar".

21 Ciñamos, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, y sigamos sus caminos guiados por el Evangelio, para merecer ver en su reino a Aquel que nos llamó.

Para ello, el Señor nos invita dulcemente, amorosamente, y todo cuanto nos muestra en el camino del Evangelio, con su palabra y sus obras, nos son el ejemplo de lo que espera de nosotros, nos señala el camino hacia el Reino.



I - Mi palabra se dirige ahora a ti


Texto previo al retiro del 29 de Junio 2006
RB - Prólogo

1 ESCUCHA, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el oído de tu corazón; recibe con gusto el consejo de un padre piadoso, y cúmplelo verdaderamente.
2 Así volverás por el trabajo de la obediencia, a Aquel de quien te habías alejado por la desidia de la desobediencia.
3 Mi palabra se dirige ahora a ti, quienquiera que seas, que renuncias a tus propias voluntades y tomas las preclaras y fortísimas armas de la obediencia, para militar por Cristo Señor, verdadero Rey.

S. Benito nos recuerda en su primera invitación la escucha dócil.

No podemos aprender si no acogemos con humildad y docilidad la Palabra.

Él juega con el sentido de "obedecer" que significa "ob-audire", escuchar desde el interior, escuchar desde el corazón, abrir no solo el oido y la mente, sino, principalmente el corazón.
No señala aquí si el Maestro es el mismo que habla, o bien el Maestro por excelencia que es Cristo. No obstante en toda la tradición espiritiual, existe de manera natural la relación profunda con la persona en la que hemos reconocido al Maestro personal.

Aquel que no traiciona su papel de transmisor de la Palabra para nosotros. Es nuestro padre (o madre) de una manera mucho más plena y verdadera que no lo han sido nuestros padres carnales, porque nos transmite la Vida que está al origen de toda vida.

El verdadero maestro en el espíritu, ocupa muy poco lugar, ya que para nosotros él ha de ser pura transparencia del Señor, ha de enamorarnos del Señor, hacer que nuestra mirada se dirija hacia Él solo, que Cristo sea nuestro centro.

Esto lo consigue S. Benito de tal manera, que aun ahora muchos monjes se resisten a llamarse "benedictinos", ya que S. Benito no legisló para benedictinos, sino para monjes cristianos. No es en vano que se dice que una característica principal del monje es el "Cristocentrismo".

Las diversas invitaciones de la Santa Regla nos llevan a ello, y este Prólogo resulta ser como una declaración enamorada de la belleza de Cristo y del gozo que resulta en seguirle.

Nos pide revestirnos de las armas de esta escucha interior que es la obediencia, que presupone la abertura del corazón. Tendremos tiempo de hablar sobre ella.


4 Ante todo pídele con una oración muy constante que lleve a su término toda obra buena que comiences,
5 para que Aquel que se dignó contarnos en el número de sus hijos, no tenga nunca que entristecerse por nuestras malas acciones.
6 En todo tiempo, pues, debemos obedecerle con los bienes suyos que Él depositó en nosotros, de tal modo que nunca, como padre airado, desherede a sus hijos,
7 ni como señor temible, irritado por nuestras maldades, entregue a la pena eterna, como a pésimos siervos, a los que no quisieron seguirle a la gloria.

Nada podemos por nosotros mismos. Cuando hablamos de lucha hemos de tener muy claro ya desde el principio que es el Señor el que da la victoria. por esto, en toda situación, nuestra ayuda es el Señor.

Aquí San Benito nos habla de la "Oración constante"... ¿qué? ¿cómo? Si despues en la Regla casi da como raro que alguien se quede a hacer oración en el santuario, (como una moción especial del Espíritu), dando como por sentado que a la mayoría le basta conel ritmo de la Liturgia diaria, ordenada y fielmente realizada.

Esto nos abre al tema de la oración continua y personal, la que supone un trato íntimo y directo con el Señor.

También nos recuerda que el rechazar la gracia que se nos ofrece no es algo que nos deje indemnes. Nos expone a la ira, a, es decir, a los resultados de nuestro rechazo de la redención y de la filiación divina, al olvido de nuestra dignidad y a perdernos, seducidos por las tentaciones.


De las Vocaciones y otras yerbas (II)

Ahora lo del llamado…

El te llama para servirle…
No puedes negarte a Su pedido.
Y… como negarte, puedes negarte, pero correrás con las consecuencias…
mmm...

Pues para mí que la cosa no es tan así.
Que tanto estará necesitando el Señor uno mas o menos?
que, ¿Le sale mal el “marketing” si hay muchos que no lo compran?

Hace poco le contaba a alguien muy querido del Amor de Dios y de los supuestos castigos suyos. Y salió bien la analogía:
Imagina que yo le digo a mi hijo,
(un personaje creíble es la clave del éxito en la parábola)
que no meta los dedos en los enchufes,
lo persigo y regaño para que no lo haga,
le digo que pasará,
lo amenazo de muerte si lo hace, etc, etc
y él espera a que yo no esté para meter un gancho en la ranurita
y se pega un corrientazo de aquellos… ¿fui yo que lo castigué?

Para mi la Biblia es un Manual de la Felicidad. Simple, ¿o no?
El Señor dice…. (Pongan aquí lo que quieran)
no es para que le hagamos caso queramos o no,
es porque si hacemos eso seremos felices.
Ama al Señor, Tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Haz eso y vivirás, haz eso y serás feliz.
(Ahora, el que esto sea imposible sin su ayuda, eso es otra cosa).
no robes, no mates, honra a tus padres, ve a misa, no ….
No lo hagas, porque si lo haces, serás infeliz.

De allí que el llamado a servirle (en donde sea) sea un llamado a ser felices,
no un llamado porque la cantidad de monjas está bajando peligrosamente y hay que mantenerlas adentro de la estadística.

Es un llamado a ser felices personalizado.

4 Julio 2006


* * * * *


De las Vocaciones y otras yerbas (I)

A ver…
Se supone que la vocación es un llamado.
Se supone que Dios te llama a servirle, no? en la vida consagrada, en el matrimonio, no?
Se supone que ese llamado nos hace aptos para la labor,
porque al obedecer, tenemos asegurado el éxito, no?.
....mmm.

A mi no me queda tan claro.
De tanto ver como el Señor es capaz de hacer bordados de nuestros remiendos,
me queda una sensación (peligrosa) de que no es tan importarte
que camino tomemos o cuanto metamos la pata.

Me explico.
El encuentro directo con Jesús es siempre el punto de inflexión,
coinciden los conversos de a caballo y porrazo como Pablo
y los Creyentes eternos, como María.

Siempre hay un punto en donde nos Lo topamos de frente.
Vamos caminado distraídos, ocupándonos de cosas realmente importantes y pum!,
nos Lo llevamos por delante.
Ineludible.
Listo.

Nunca más las cosas serán iguales, nunca más.
Según Chesterton, en ese momento pasamos a tener dos mil años de edad,
y ya no se nos perdonan las chiquilladas,
debemos empezar a comportarnos como adultos.

De que valen los retiros vocacionales, las charlas y las oraciones,
si luego tenemos ese encuentro a los 60 años?
¿De qué vale tenerlo a los 3?
Definitivamente. El nuestro, es un Dios muy poco práctico.
Luego sigo pensando en esto.


* * * * * * *


Me has seducido, Yahveh, y me dejé seducir


Texto preparativo del segundo retiro del 7 de Julio 2006

Como apoyo para esta pequeña meditación, quiero tomar la vocación de Jeremías que aparece en Jeremías 1. Jeremías es un profeta por el que siento gran afinidad. En él se aprecia la lucha del hombre de Dios, que por ser fiel a la misión encomendada es capaz de hacerse violencia a sí mismo, realizando aquello para lo que no se cree capaz, aquello que le desagrada profundamente pero que es necesario. También lo veo como un precursor en sus trabajos de Nuestro Señor Jesús, que tuvo una vida durísima y sacrificada (la expresión “varón de dolores” me pareció siempre una excelente definición), y que afrontó una muerte terrible por permanecer fiel al Padre.

Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía,
y antes que nacieses, te tenía consagrado:
yo, profeta de las naciones te constituí.
(Jer 1, 5)


Desde el mismo momento de la Creación, Dios ya pensaba en nosotros, nos ha amado desde siempre. Por el Amor que nos tiene, nos convocó a la existencia, nos dio la vida, y tiene un propósito para nosotros: que le amemos como Él nos Ama. De esta manera, amando, seremos como Él, porque Dios es Amor.

No sólo Dios nos Ama, sino que quiere necesitarnos. Quiere que seamos uno con Él, para que nosotros seamos en la Tierra sus manos, sus ojos, sus oídos, sus labios. Quiere a través de nosotros acariciar al que sufre, escuchar al que necesita comprensión, hablar al que necesita aliento.

Yo dije: "¡Ah, Señor Yahveh! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho."
(Jer 1, 6)


¿Cómo puede querer Dios servirse de alguien tan insignificante como yo para actuar a través mío?. Dios gusta de servirse de lo más humilde, de lo que para el mundo no cuenta, de lo insignificante. Porque para Dios, todo tiene valor. El padre Tadeusz Dajczer lo llama los “medios pobres”. Son a los ojos de Dios los más valiosos. Un “medio pobre” llamado a la más excelsa misión fue una joven de Palestina llamada María. A los ojos del mundo, sólo era una muchacha medio analfabeta de la región más pobre del Imperio, pero a los ojos de Dios, era la destinada a ser la Madre de Dios.

Dios se sirve de los medios pobres, Dios se sirve de aquellos que no pueden atribuirse nada a sí mismos, sino que todo se lo deben a Dios. La absoluta confianza en Dios se demuestra cuando uno está dispuesto a hacer lo que Dios le pide, sin fijarse en si es capaz o no de ello, confiado en que Dios suplirá con su Gracia lo que falte.

Y me dijo Yahveh: No digas: "Soy un muchacho",
pues adondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás.
No les tengas miedo, que contigo estoy yo para salvarte - oráculo de Yahveh -.
(Jer 1, 8)


Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?. Es de una lógica aplastante, y no obstante me veo muchas veces dudando, temiendo, afrontando las situaciones con angustia y miedo. Si Dios está conmigo, ¿a qué le tengo miedo?.

En el fondo, lo que veo es mi propia debilidad, y mi poca confianza en Dios. Dios me ha dado la vida, Dios me ha dado todo lo que tengo y lo que soy, Dios se encarnó y murió por mí, pero sigo desconfiando de Él, sigo temiendo el sufrimiento que me ocasiona el ser fiel a su Palabra. El Señor nos asegura una vida eterna dichosa, pero también el que no podremos pasar por esta vida sin beber el cáliz que Él bebió. Decía Kempis que somos prontos para sentarnos a la mesa del Señor, pero no queremos cargar con la Cruz. A los que quieren consuelos pero no sufrimientos, los llama “mercenarios”.

Sé que Dios me ha llamado desde siempre. Todos los seres humanos son llamados por Dios en sus vidas. Y si Dios llama, hay que responder. Pero muchas veces lo que ocurre es que en lugar de responder, luchamos con Dios. Nos aferramos con uñas y dientes a nuestras pequeñas y mezquinas seguridades, desdeñando a Dios. Dios nos dice “Yo sólo te basto”, pero cuesta mucho ponerse al borde del abismo y saltar. “¿Y si Dios no me agarra antes de estrellarme contra el suelo?”.

Me has seducido, Yahveh, y me dejé seducir; me has agarrado y me has podido.
Jer 20, 17

Dios nos quiere para Él. Si le tomamos en serio, pero no lo dejamos todo por Él, entonces se encarga Él de despojarnos de todo aquello que sea un obstáculo para abrirnos a su Amor. Es un proceso duro, doloroso, pero necesario. Dios quiere nuestro bien, quiere que seamos como Él; esa es nuestra máxima aspiración. Y si nos resistimos, nosotros mismos somos los causantes de nuestro sufrimiento.

Por ello, le pido al Señor que yo, que me resisto tanto a su Amor, que soy tan desagradecido ante todo lo que ha hecho por mí, llegue algún día que espero no sea muy lejano, a convertirme en instrumento de su Amor. No le pido que me haga eficaz, que me proporcione éxitos, aunque sea haciendo lo que Él me pida, sino que todo lo que haga en esta vida lo haga por amor a Él; y que bendiga siempre al Señor, ya pase por tiempos de prosperidad, ya pase por tiempos de sequedad y angustia.

* * * * * * *

La llamada - Algunos textos del N. Testamento


Texto previo para el tema del retiro del dia 8 de julio

Es tan solo un esquema con algunos aspectos que me parecen importantes, y con solo algunos textos, ya que hay muchísimos más. Es un tema muy amplio, por lo que no es necesario buscar todos los textos. excepto que personalmente nos interese enriquecer el tema con nuevas perspectivas. Se pueden encontrar muchos textos para cada aspecto que señalo, e incluso mucho más apropiados. Por falta de tiempo he buscado al vuelo.

Dios llama a todos (Lc 14,15-33)

El aspecto de venir al encuentro por parte de Dios:

"No sois vosotros los que me habéis escogido"...
-Se trata de algo que no controlamos (Hechos 9,3-6)

Esta llamada supone invitación y revelación de algo nuevo:

-que aporta en si la fuerza para realizarlo. (Hechos 9, 17-19) en la realización presente y con promesa futura..
-a dejar todo (ese todo se traduce en algo muy concreto para cada uno) (Gn 12,1-3)

Seguir a Dios dejando todo, también nos puede pedir lo que a veces más deseamos o que más valoramos, Lc 9,59-62)

-en el despojo y la aflicción cotidianas y en el gozo y el agradecimiento:

Decía a todos:
"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame."
Mientras iban caminando, uno le dijo: "Te seguiré adondequiera que vayas."
Jesús le dijo: "Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos;
pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza."
(Lc 9,23.57-58)
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
(Mt 5,1-11)
Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: "¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!"
Pero él dijo: "Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan."
(Lc 11,27-28)

Camino hacia lo desconocido, en la oscuridad y la fidelidad confiada, por amor:

-Solo atravesando la obscuridad se recibe la iluminación. (Jn 14,15-21)
-Confiando fielmente, sin dudar jamás de Dios que nos guía siempre (Lc 12.22-34)
-sin desesperar por nuestros fallos o pecados. (Mc 14,70-72)

Abrir el corazón a la Luz del Señor, lo que supone:
-la escucha obediente (Regla de San Benito. Prólogo; Ps 45,11)
-La vigilancia del corazón y el despertar interior (RB 12,35-40; 14,34-35)
-la constancia en la oración (Lc 18,1-8; 22,45-46

29 junio, 2006

La Llamada - tema del primer retiro


Primer retiro del dia 16 de Junio del 2006
Texto previo de preparación

En este primer retiro, por falta de preparación no hemos preparado ningún texto previo. Podemos hacer nuestra meditación espontáneamente, sobre el tema de "La llamada de Dios".

Algunos textos que pueden orientarnos, los sugiero aquí un poco al vuelo:

Textos bíblicos, en el antiguo y nuevo Testamento,
Textos monásticos; en los Apotegmas, la Regla de San Benito y otros


En la Sda. Escritura:

Las llamadas a los Patriarcas: Adam, Noé, Abraham, Moisés, algunos jueces y profetas, como Eliseo, Isaías, Jeremías, Oseas... o las constantes llamadas proféticas al pueblo escogido, en el Antiguo Testamento.

Las llamadas de Jesús a sus discípulos, a Saulo y la misión que se les encomienda. La llamada a las siete Iglesias y a la conversión, en el Apocalipsis, etc., en el Nuevo Testamento


En textos monásticos

La
Regla de S. Benito, Prologo y primeros capítulos
Biografia de S. Benito en el libro II de los Diálogos de S. Gregorio Magno
El texto digital en http://www.sbenito.org.ar/regla/rb.htm)

Busquemos y encontremos las palabras que nos dicen nuestra propia llamada, la que Dios nos dirige personalmente y que lleva como premio aquel nombre secreto que solo conoce el que lo recibe.... (Apocalipsis 2,17)

"Quien tenga oidos que escuche..."


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Esquema base de la Frater y retiros



El retiro


Previamente prepararemos la mesa del ordenador como capilla virtual, haciendo de nuestra mesa un pequeño santuario, que puede ser tan sencillo como un Crucifijo o un icono , al que haremos nuestra pequeña ofrenda: un cirio encendido, flores o incienso. Lo más importante es hacerlo con cariño.
  • Comenzar con la Liturgia de las Horas que corresponda en ese día y en esa hora, recitada guardando momentos de silencio entre cada salmo. Las preces, con una respuesta de aclamación o de silencio, en la que presentemos al Señor la intercesión presentada, y finalicemos con unos minutos de total silencio de adoración y una invocación al Espíritu Santo para comenzar la parte siguiente.
  • Un tiempo de oración en silencio. No se trata de solo callar, sino de entrar en el silencio de adoración, sin trabajo consciente de la mente o los sentidos. Es oración contemplativa, a la que no debemos "temer" como perteneciente a un grupo de elegidos o especialistas. La unión con Dios es una llamada a todos los cristianos.
  • Entrar en las conferencias sobre el tema escogido para el retiro. Intentar no interrumpir al estilo"chateo", sino escuchar atentamente la reflexión, aunque en algún momento haya diálogo. Todos podemos decir lo que creamos conveniente, interrumpiendo al mínimo, para que resulte más fácil. Se trata de encontrar el sentido que hemos percibido en los textos y de su aplicación en nuestra vida cotidiana. Nuestro Maestro espiritual es Dios, con la Palabra de Cristo y la Sabiduría de su Espíritu Santo, que nos enseñan a través de la Sda. Escritura, de la doctrina de los Padres y santos doctores de la Iglesia, y también a través de las personas y los acontecimientos cotidianos.
  • Compartir y dialogar, en plena libertad, teniendo como base las charlas de cada miembro, sobre el tema del dia. No es "obligado" decir cosas. Simplemente podemos compartir cuanto deseamos, sin complejos, en una apertura mutua del corazón, o preguntar sobre lo que deseeemos una mayor explanación. Es el momento adecuado para una pequeña revisión de nuestra experiencia cotidiana, desde el último retiro, reflejada en nuestras actividades y relaciones propias a cada uno, en su familia, amistades, trabajo, Iglesia, deberes adquiridos... según el esquema de más abajo.
  • Un tiempo de oración en silencio, nuevamente, para acoger de nuevo interiormente todo cuanto hemos compartido.
  • Proposiciones: podemos presentar nuestras proposiciones generales, si las hay, y concretar el tema, y el dia y hora para el retiro siguiente. Podemos señalar ya algunos de los textos-fuente, aunque cada uno puede buscar libremente los que crea oportunos.
  • Acabamos el retiro con la Liturgia de las Horas adecuada a la hora en que nos hallemos.

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Nota sobre el trabajo de los textos para los retiros:

Cada uno busca los textos que crea mejor y los trabaja haciendo su análisis y reflexión personal como aporte a la meditación sobre el tema del día. Este comentario o texto de meditación que escribamos cada uno de nosotros, normalmente, lo podemos realizar y enviárnoslo previamente al dia del retiro.

Engeneral podemos buscar los textos base enla Biblia, los Padres o algún autor que creamos que lo merece. No hemos de sentirnos limitados: debemos movernos y sentirnos con la plena libertad de los hijos de Dios.

El conocer previamente las mutuas colaboraciones nos ayudará a no repetirnos y a prepararnos mejor para el diálogo y meditación del retiro, como también a presentar posteriormente los interrogantes que nos susciten... de esta manera aprovecharemos mejor el tiempo limitado de que disponemos el día del retiro.


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Nuestra vida cotidiana

Creo que debemos intentar cuidar los siguientes aspectos:

  • Frecuentación de los Sacramentos, esenciamente la participación enla Eucaristía, el centro de nuestra vida cristiana. Jesús desea que nos unamos a Él que se nos dona como alimento, por el Pan y por la Palabra. Estas dos formas de "alimento" en que se nos entrega Cristo son inseparables. Además de vivir y realizar (hacer real) la gracia del resto de los sacramentos y compromisos propios de nuestro estado de vida.
  • Un ratito de Oración silenciosa diaria: Bien entendido que no siempre va a ser posible por las condiciones familiares, aunque siempre podamos dedicar algun momento, en último recurso, antes del descanso nocturno. Lo ideal es combinar la oración silenciosa con la Lectio divina.
  • La Lectio divina o lectura espiritual: se dice esencialmente de la lectura de la Sda. Escritura, aunque puede ser complementada con su interpretación por los Padres y Santos doctores de la Iglesia. No se trata simplemente de una lectura a la manera de cualquier otra; sino que es como alimento. Se lee con el intelecto, pero también con el corazón. Se rumia, se asimila, se hace vida. es por esto que la Lectio divina se hace inseparable de la Oración.
  • Es muy posible que con frecuencia haya problemas de tiempo, y no siempre será posible realizarla como sería de desear. Pero incluso en este caso, justo antes de dormir, podemos tener a mano un Nuevo Testamento para leer tan solo unos versículos para guardar en nuestro corazón durante el sueño nocturno.
  • Se trata de guardar el recuerdo de Dios en nuestro corazón, de tal manera que, de cuando en cuando, en las pequeñas fisuras de nuestras actividades cotidianas, dedicamos unos instantes a proyectar nuestro corazón hacia Dios en un intenso y consciente deseo, que tanto puede ser un puro silencio de amor como una corta invocación. Así nacieron las jaculatorias, flechas ardientes de amor que nos mantienen el corazón puesto en Dios.
  • Cuidar especialmente los momentos primeros y últimos del día: que el corazón esté intensamente abierto hacia Dios.

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Que el Señor nos bendiga y nos guarde en su paz y en su Amor infinitos.

2006/06/16



Ha nacido una pequeña fraternidad cristiana

¿Quieres?

Lo pregunté a algunos de mis mejores amigos "virtuales".

Se parecía un poco a una declaración amorosa. Era hablar de algo a la vez muy íntimo, pero totalmente abierto y que solo encontraría su sentido participándolo.

Sabía, intuía que ellos querían algo más y me parecía que podíamos intentarlo. Solos no, pero juntos ¿por qué no?


-¡Lo esperaba!

Esta es la palabra que puede resumir bien la reacción de cada uno de nosotros. Así que nos pusimos manos a la obra.

Era una esperanza, y también un experimento... ¿funcionaría? ¿Realmente cumpliría nuestras expectativas de ser un instrumento de crecimiento en la vida cristiana, en la vida espiritual?

Conversamos y reuní las diversas sugerencias sobre lo que esperamos de nuestro pequeño grupo fraterno. Estilo, contenidos, etc. y decidimos plasmar esto reuniéndonos de "retiro" una o dos veces por mes, unas horas, por chat. Redactamos un esquema previo de lo que podía constituir un retiro virtual para nosotros.


Pero.... ¿Quiénes somos?

Todos nosotros nos hemos conocido y colaboramos en la misma casa. Es como nuestro hogar virtual: el portal católico de "El Testigo Fiel", en cuyos foros catolicos nos hemos codeado para compartir, dialogar, aprender, disentir o preguntar sobre los temas más variados de todo cuanto atañe a nuestra vida como cristianos.

Allí hemos encontrado muchos libros digitales en la Biblioteca virtual, o bien hemos podido adquirir algunos libros que no podíamos encontrar de otra manera, con los buenos servicios de la Librería. Hemos podido desarrollar nuestro conocimientos de teología bíblica y dialogar otros muchos temas
en los foros o en los variados articulos de publicaciones, y tantas otras pequeñas cosas que llenan la vida diaria de estímulo y de satisfacción.

Pero el estímulo mayor lo hemos encontrado en nuestras reuniones para la oración comunitaria, por chat, de la Liturgia de las Horas, diariamente.
Allí hemos profundizado nuestra relación de la manera más bella y auténtica en que un cristiano puede profundizarla: en la oración y el diálogo fraterno. Casi cada día nos vemos en una u otra de las Horas Litúrgicas para recitar juntos los Laudes (Oración de la mañana), las Vísperas (Oración de la tarde) o los Maitines (el Oficio de lecturas) y ahora ya pronto, con la hora intermedia, para los que no pueden acudir a ninguna otra.

Por tanto, no es casual que el diálogo, la colaboración, y la oración en la casa común del portal nos haya llevado poco a poco como comunidad cristiana a querer madurar cada vez más nuestra vida espiritual.


Y... después de todo: ahora, ¿qué hacemos?

Lo que comenzó en Junio ya comienza a dar sus frutos. Cada retiro nos llena el corazón de paz y de gozo profundos.

En esta comunión mutua, abrimos nuestro corazón sabiendo que solo así el amor de Jesús lo ungirá. Esto nos lleva a animarnos mútuamente a vivir cada vez más fielmente en la fe y el amor de Cristo Jesús,
que nos invita a "correr por sus caminos con el corazón dilatado por una inefable dulzura de caridad". Cada retiro de los tres que hemos realizado nos ha ungido con la paz y el gozo profundos de la presencia y la acción del Señor.

En nuestro último retiro, el dia de Sta. Marta, Sta. María y Sán Lazaro de Betania, hemos acordado poner a disposición de todos una parte de los contenidos de nuestros retiros.

¿Corto o largo...? Ciertamente hemos puesto textos un poco largos, pero ahí quedan:

  • Esquema para nuestros retiros.
  • Textos previos a los retiros con orientación sobre el tema del día con el texto base preparado por cada participante.
  • Algún resumen de nuestras reflexiones durante el retiro.
Finalmente debo decirles que nuestra frater está en camino, abierta a lo imprevisible, capaz de adaptación a los cambios necesarios, pues lo que nos importa es seguir al Maestro, correr el camino que es Cristo Jesús, con Él y en Él, sin quedarnos parados contemplándonos el ombligo. Que el Espíritu Santo nos anime y realice su obra en nosotros, dándonos la docilidad de recibirle e irradiarlo, colaborar, como lo hizo nuestra madre Santa María, para el bien de todos nuestros hermanos, en la fe y el amor de Dios.

A él sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén

Junio-Julio del 2006